Grandes cocineros de la historia.

FranÇois Vatel

Su verdadero nombre era Fritz Karl WatelParís1631 – Chantilly24 de abril de 1671— fue un cocinero ymaitre francés de origen suizo, famoso por haber inventado la crema Chantilly en el castillo del mismo nombre (Chantilly), donde servía a Luis IIPríncipe de Borbón-Condé.


Vatel nació en 1631, hijo de un humilde padre techador. Ya en 1646, el joven de quince años decide no seguir los pasos profesionales de su progenitor, optando por entrar como aprendiz en la casa del padrino de su hermano, el repostero Jehan Heverard, durante siete años.
En 1653, a la edad de veintidós años, es contratado como pinche de cocina en el palacio de Vaux-le-Vicomte, en fase de construcción por el marqués Nicolas Fouquet, que sería nombrado ese mismo año Superintendente de Finanzas por el cardenal Mazarino, regente del todavía menor de edad Luis XIV. Activo y dotado para la organización, Vatel es rápidamente nombrado «maestro de ceremonias» de Fouquet.
El 17 de agosto de 1661, Fouquet invita al rey Luis XIV, de veintitrés años de edad, junto a la reina madre Ana de Austria y toda la corte, para celebrar la inauguración de Vaux-le-Vicomte. Vatel, como maestro de ceremonias de su señor, organiza una grandiosa y suntuosa fiesta, seguida de una cena de ochenta platos, treinta mesas de buffet y cinco servicios de faisanes, codornices, perdices… todo servido en una vajilla de oro macizo creada expresamente para la familia real junto a otra de plata para el resto de la corte. Cerca de ochenta y cuatro violines interpretaron obras de Jean-Baptiste Lully, compositor favorito del rey, entre las cuales se escenificó Les Fâcheux, una comedia-ballet fruto de la colaboración entre Molière y Lully, compuesta para la ocasión.
El 5 de septiembre de ese mismo año, la supuesta afrenta personal finaliza con el arresto de Fouquet por el teniente mosquetero D'Artagnan por orden del rey tras un consejo en Nantes, acusado de malversación de fondos por su celoso rival Jean-Baptiste Colbert, que ocupará su cargo. La condena de destierro es agravada con reclusión perpetua en la fortaleza de Pignerol.
François Vatel ignora que el rey desea requisar el personal de servicio de Fouquet para su nuevo palacio de Versalles; aun así huye a exiliarse en Inglaterra por temor a ser también detenido. Conoce a Gourville, un amigo de Fouquet con el que se reencuentra en Flandes, donde éste convence al príncipe Luis II de Borbón-Condé, el Gran Condé, de que contrate a Vatel para su palacio de Chantilly.
En 1663, François Vatel es nombrado «contrôleur général de la Bouche» del Gran Condé, es decir, es el encargado de la organización, de las compras, del abastecimiento y de todo aquello que corresponde a «la boca» de palacio.
El 21 de abril de 1671, tras muchos años de espera y de importantes trabajos de renovación de su palacio, el Príncipe de Condé, caído en desgracia después de haber participado en la rebelión nobiliaria de la Fronda contra Luis XIV y al borde de la ruina, invita al rey y a toda su corte de Versalles.
Una gran fiesta de tres días y tres noches, de la noche del jueves a la del sábado incluyendo sus tres respectivos banquetes, es ofrecida por el Príncipe de Condé para seducir al rey —al igual que hizo Fouquet— y escenificar esta reconciliación estratégica ante toda la corte de tres mil convidados. Esta recepción, que llegaría a costar 50 000 escudos reales, debería marcar por completo el retorno en gracia y el perdón de Luis XIV. Igualmente debe recuperar los favores del rey para poder ofrecerle su ejército personal, el más temido del reino, para la guerra contra Holanda y así colmar sus arcas. El destino de la Casa de Condé depende en gran parte del éxito que alcancen los festejos, por lo que recae toda su responsabilidad sobre su ingenioso maestro de ceremonias, Vatel, que tan sólo tiene quince días para preparar los elaborados menús y sus grandiosas puestas en escena, que harán las delicias de la corte.
En el mismo banquete, el consumado perfeccionista Vatel, que estaba enloquecido por la tardanza del pescado —el banquete debía hacerse en un viernes— y sumado a otras desgracias, se suicidó atravesándose una espada. De acuerdo con algunas versiones de la historia, su cuerpo fue encontrado por un ayudante que fue a avisarlo de que el pescado había llegado.
Es probable que él no hubiese inventado la crema Chantilly para esta ocasión y que ésta fuese conocida tiempo antes del banquete. El drama y la subsecuente descripción de la comida por parte de los comensales ayudaron a popularizar la crema Chantilly para el uso en postres.
Aunque haya pasado a la posteridad por ser el creador de la crema Chantilly, el ingenio de Vatel como maître es indiscutible en la historia de la gastronomía francesa. Ejerció en el periodo que sigue a la publicación en 1650 de El cocinero francés, por François Pierre de La Varenne, libro que marca los inicios de la alta cocina francesa. A lo largo de los veinte años siguientes, Vatel sentó las bases de un protocolo gastronómico que estuviese a la altura de tan refinado arte culinario. No sólo elegía los menús, organizaba el avituallamiento y vigilaba la elaboración de los platos, también decidía la disposición y la decoración de las mesas y de los salones, orquestaba las tareas del personal de servicio y escogía los divertimientos para los comensales. Vatel fue ante todo un maestro de ceremonias innovador en el arte de agasajar.1
En nuestro tiempo, la historia fue retomada en el año 2000 gracias a la película Vatel de Roland Joffé, que abrió el Festival de Cannes del mismo año, con Gérard Depardie  interpretando el papel principal de Vatel junto a Uma Thurman y Tim Roth como secundarios de lujo. La película cuenta además con una banda sonora realmente exquisita, dirigida por el afamado Ennio Morricone.







Marco Gavio Apicio.

En latín Marcus Gavius Apicius) fue un gastrónomo romano del siglo I d. C., supuesto autor del libro De re coquinaria, que constituye una fuente para conocer la gastronomía en el mundo romano. Vivió durante los reinados de los emperadores Augusto y Tiberio. Casó a una de sus hijas con Lucio Elio Sejano.


Apicio era conocido sobre todo por sus excentricidades y una enorme fortuna personal que dilapidó en su afán por hacerse con los más refinados alimentos, elaborados en complicadas recetas, algunas atribuidas a él, como el foie gras obtenido del hígado de gansos alimentados con higos. Su desmedido epicureísmo le granjeó la antipatía de losestoicos contemporáneos suyos como Séneca o Plinio el Viejo. Se desconoce con exactitud la fecha de su muerte, probablemente acaecida en los años finales del imperio deTiberio. La tradición dice que se suicidó envenenándose al asumir que su estilo de vida lo había arruinado completamente.
Apicio no fue, sin embargo, el primer autor del mundo clásico que dedicó una especial atención a la gastronomía pues sabemos que en Grecia numerosos autores dedicaron a este género varios tratados antes que él. La obra De re coquinaria que ha llegado hasta nuestros días procede de un manuscrito del siglo V y está lejos de ser la obra original escrita por Apicio (si es que fue realmente su autor). Numerosas variantes del latín utilizado en los diferentes capítulos, incongruencias cronológicas en el lenguaje y partes inexistentes (pero que aparecen indicadas en el Indice -el libro VI es un buen ejemplo de ello-) hacen pensar en la recopilación y en los añadidos sucesivos que la obra de Apicio ha vivido a lo largo de los siglos.
De esta manera, y según los análisis realizados, los documentos llegados hasta nosotros podrían datarse a principios del siglo V de nuestra era y son el resultado de añadidos sucesivos. La primera edición impresa de De re coquinaria se realizó en Milán en 1498, edición de Guillaume Le Signerre (hay una edición editada por Bernardino de Venecia que carece de fecha). A esa edición príncipe le han sucedido numerosas por toda Europa.









Anthelme Brillat-Savarin

(1755-1826)
Anthelme Brillat-Savarinn autor de estos aforismos sobre la «cuisine» y de otros muchos muy conocidos, ha sido, con toda probabilidad el más grande de los gastrónomos, excepción hecha del romano Apicius cuya verdadera identidad aún no ha sido bien establecida todavía.
Brillat-Savarin nunca pudo disfrutar en vida de una gran fama, pero disfrutó tanto de la vida que no necesitó realmente la fama.
Anfitrión bondadoso, invitado afable y compañero agudo, consideraba la buena comida y los buenos vinos una de las cosas más importantes de la vida. Una vez que alguien le preguntó qué vino prefería, si el borgoña o el clarete, respondió:«¡Ah!, Señora mía, esta es una cuestión cuya investigación me produce tanto placer que voy posponiendo de día en día el pronunciamiento de un veredicto.»
A fama le llegó con la publicación en 1825 de su libro La Physiologie du Gout (La fisiología del gusto), obra que desafía toda clasificación pero pertenece a este puñado de libros que nunca pasan de moda. Brillat-Savarin murió al año siguiente de la publicación del libro a la edad de 71 años, no sin haber dado antes al mundo la más pujante discusión que jamás se haya escrito sobre la comida y sus cintos en las personas de buen comer, obra maestra cuya realización Ir llevó treinta años.

El más grande de los «bon vivants» franceses comió como era natural en la ciudad de Belley —«Belley es su nombre y Belley es su naturaleza», escribió casi un siglo más tarde Michael Stein. Nombrado alcalde de Belley después de la Revolución Francesa, tuvo que huir a América durante el Reino del Terror.
En América vivió en Connecticut durante varios años y más tarde escribió sobre su estancia en este país algunos de sus más inspirados textos.
Gordo y gregario, el sabio de Belley permaneció soltero toda la vida, quizás porque le gustaban demasiado la comida y las mujeres para casarse y posiblemente por estar enamorado de su prima, la bella y mundana Madame Récamier.
A su regreso a Francia, se convirtió en una figura familiar en los cafés de París, acompañado de su pequeño perro siempre a su lado esperando pacientemente alguna golosina de su amo. Muchos le ridiculizaban, pero siempre estaba presente en todos los banquetes más importantes. Se explica que fue invitado del vizconde Francois Rene de Chateaubriand en aquella memorable cena en la que se inventó el suculento filete de Chateaubriand en honor del novelista.
Brillat-Savarin, que era abogado, y que escribió sobre política económica y leyes, e incluso se atrevió con algunos cuentos licenciosos, descendía de una larga dinastía de gastrónomos. Su verdadero nombre era Brillat solamente pero se añadió el guión y el Savarin porque su tía abuela, que también era persona de buen comer, le dejó toda su fortuna a condición de que añadiera su apellido al suyo.
La hermana de Brillat-Savarin, Pierrette también gustaba de la buena comida y de hecho murió en la mesa, cuando tenía casi cien años. Sus últimas palabras pueden contarse entre las más insólitas de la historia: «Y ahora, ¡que me traigan el postre!»
Aunque Brillat-Savarin era también hasta cierto punto un excéntrico (a menudo llevaba en los bolsillos pájaros muertos hasta que estuvieran lo suficientemente «maduros» para ser cocinados como a él le gustaba) su reputación nunca sufrió menosprecio a causa de sus muchas excentricidades. Ningún libro de cocina ha superado todavía su biblia de la gastronomía, ni tan siquiera el clásico Larousse Gastronomique de Prosper Montagné.«Dime lo que comes y te diré quién eres» declaró una vez Brillat-Savarin.
Los tests gastronómicos de su libro tienen fama de ser pequeñas obras maestras de la penetración psicológica y de ser casi tan brillantes como sus discusiones soba comida.
El libro de Brillat-Savarin puede también considerarse como el primer libro de régimen (en él, el autor da consejos de cómo mantenerse delgado, aunque condena duramente las mujeres esqueléticas), además da recetas y menús para varios tipos de presupuesto; uno de los menús más extravagantes incluye páté de foie gras de Estrasburgo.
en forma de baluarte, codornices trufadas, lucio de río suavizado con crema de ástacos, espárragos tempranos con una salsa especial, dos docenas de hortelanos y de postres una gran pirámide de merengue de vainilla y rosas. Irónicamente, Brillat-Savarin tuvo que costear de su bolsillo la impresión de su inmortal obra La Physiologie du Goüt y más tarde cuando su hermano vendió todos los derechos de la obra a un editor, sólo consiguió 120 dólares, aparte de que tuvo que dar además el auténtico Stradivarius del autor.
Sus aforismos:
Los animales se alimentan: el hombre come; sólo los hombres de talento saben cenar.
El destino de las naciones depende de la manera en que toman sus alimentos.
Unos postres sin queso son como una mujer hermosa con un solo ojo.
El descubrimiento de un nuevo plato es más beneficioso para la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella.
Invitar a alguien implica que nosotros somos los responsables de su felicidad todo el tiempo que esté bajo nuestro techo.





                                                     Marc-Antoine de Caréme.


(1784-1833)
Marc-Antoine de Caréme, «el rey de los cocineros y el cocinero de los reyes», como se le ha llamado, nació en París y era según sus propias palabras, «uno de los 25 hermanos de una de las familias más pobres de Francia».
Algunos estudiosos dicen que era descendiente directo de un famoso cocinero mayor del papa León X; este antepasado suyo inventó, según dicen, una exquisita sopa de Cuaresma ( raíz de lo cual el Pontífice le otorgó el nombre de Jean de Caréme (Cuaresma), nombre que la familia adoptó desde entonces. De cualquier modo, Caréme trabajó desde que tenía siete años como pinche de cocina.
Adolescente ya, fue aceptado como aprendiz de jefe de cocina estudiando con maestros como Boucher, Laguipiére, Robert, Kichaut, Bardet, Lasne, Savart, Riquert y Robillard, hasta que finalmente creó la sutil síntesis que marcó el final de la cocina del Viejo Régimen y el comienzo de La Grande Cuisine Franfaise, que es la cocina francesa clásica tal como hoy la conocemos.

Las creaciones de Caréme reflejan muy bien sus considerables habilidades artísticas, sus pasteles a menudo se parecían más a una escultura que a un postre. Su exquisito gusto y meticuloso criterio (ilustrados en su muchos libros), así como sus cenas de 48 platos, hicieron a la cocina francesa la soberana en Europa.
Entre los famosos para los que cocinó se encuentra Talleyrand, el zar Alejandro I, el futuro rey jorge IV de Inglaterra, lord Castlereagh, el barón Rostchild (el hombre más rico del mundo) y Louis XIII de Francia que le otorgó el  honor de llamarse «Caréme de París».
De todos modos su lema era siempre «Un amo: Talleyrand. Una ama: Cocinar». Caréme fue siempre fiel a su benefactor y resultado de esto es que fue el único cocinero de la historia que además hizo de espía al transmitir al ministro francés de asuntos exteriores información que obtenía en importantes cenas y banquetes por toda Europa.
Caréme creía que los amantes de la buena cocina sólo podían ser felices en Francia pero como espía disfrazado de chef transmitió a su país información desde la corte de San Petersburgo, los comedores del palacio del Emperador de Austria y la casa de losRothschild entre otros muchos sitios que interesaban a Monsieur Talleyrand.
De todos modos, los triunfos culinarios de Caréme fueron mucho más importantes que los diplomáticos. Durante sus viajes, Caréme descubrió e introdujo en Francia exquisiteces tales como el caviar, y el Paskha, un pastel de queso cremoso muy típico de la cocina rusa y que los franceses adoptaron muy rápidamente y hoy es el famoso coeur á la créme.
Cuando estuvo en Inglaterra inventó un lujoso pastel que bautizó con el nombre de Manzana Charlotte en honor de la princesa Charlotte de aquel país. Durante su estancia en Rusia mientras estaba al servicio del zar Alejandro, como era incapaz de olvidar a la princesa, inventó un pastel de jalea con crema por encima en forma de corona y que llamó Charlotte Russe (este pastel sigue haciéndose hoy en día en muchas pastelerías). Entre sus éxitos más memorables está la organización de muchos banquetes pantagruélicos.
En una fiesta militar que se celebró al aire libre en los Champs-Elysées preparó y sirvió comida para 10.000 invitados para lo que necesitó entre otras cosas: 6 vacas, 75 terneros, 250 ovejas, 8.000 pavos, 2.000 capones, 1.000 pollos, 1.000 perdices, 500 jamones, 1.000 carpas, 1.000 lucios, 18.000 botellas de Macón y 145 barriles de vino.
Aunque la mayor parte de las recetas de Caréme están reservadas a los cocineros profesionales, damos a continuación una relativamente simple para preparar croquetas de castaña adaptada de uno de sus libros de cocina:
Hervir las castañas. Separar y pelar 3-4 castañas por persona. Chafar las castañas sobrantes. Preparar un puré de castañas a base de mezclar dos tazas de castañas chafadas (sin apretar), dos cucharadas de mantequilla fundida, dos cucharadas de nata, dos huevos, sal y pimienta blanca a discreción. Extender entonces el puré sobre una plata previamente untada con mantequilla, cubrir con papel encerado y cuando el puré esté lo suficientemente descansado para poder ser moldeado, cubrir cada castaña entera con un poco del puré. Seguidamente se sumergen las castañas en huevo batido y después se rebozan en miga de pan muy fina. Finalmente se fríen con manteca. Estas croquetas son especialmente deliciosas con carne.
La palabra de Caréme tenía fuerza de ley para todo cocinero quise preciara de serlo en lo que fue probablemente el período culinario más extraordinario de todos los tiempos. Una de sus recetas llenaba siete páginas enteras y sus Piéces Montees (piezas montadas) hechas de azúcar girado representaban desde arpas y globos terráqueos hasta creaciones tan fantásticas como una gruta con musgo, una glorieta china, y un quiosco veneciano sobre un puente. Y a pesar de todo esto, escribía, con mucho sentido común: «Es un error por parte de los no tan bien situados intentar emular la mesa de los ricos...
Es mejor servir una comida simple bien preparada que intentar cubrir la mesa del burgués con una imitación de la de les grands (los grandes).» Monarca del imperio culinario, su nombre es hoy en día sinónimo de gran cocinero. Murió el 12 de enero de 1833, mientras probaba una quenelle (especie de croqueta) de lenguado preparada por un estudiante de su escuela de cocina. «Éstas no están mal», se supone que murmuró críticamente, «pero quizás preparadas demasiado precipitadamente.
La sartén ha de sacudirse con ligereza, ves así...» Estas fueron sus últimas palabras, pues al levantar la sartén cayó muerto. Alguien escribió que había muerto «quemado por la llama de su genio y por el calor de sus fogones». Pero además por otro lado había confesado por lo menos a una persona que estaba destinado a ser nombrado cocinero jefe en el paraíso.









                Auguste Escoffier


Georges Auguste Escoffier (28 de octubre de 1846-12 de febrero de 1935) fue un cocinero, restaurador y escritor culinario francés, que popularizó y actualizó los métodos de la cocina francesa tradicional.
Nació en Villeneuve-LoubetFrancia el 28 de octubre de 1846. A los 13 años, y a pesar de dar muestras de sus dotes artísticas, empezó de pinche en el restaurante de su tío Le Restauran Français, en Niza. Siguió allí hasta que estalló la Guerra franco-prusiana en 1870, cuando se hizo cocinero del ejército. La experiencia militar le llevó a estudiar la técnica de las conservas en lata. Poco después de 1878 abrió su propio restaurante Le Faisan d'Or (el faisán de oro) en Cannes. En 1880 se casó con Delphine Daffis. En 1884 la pareja se trasladó a Montecarlo, donde Escoffier se puso al mando de la cocina del Grand Hotel. Durante los veranos llevaba la cocina delHotel National en Lucerna, donde conoció a César Ritz. Los dos se asociaron y en 1890 se trasladaron al Hotel Savoy de Londres. Desde esta sede establecieron unos cuantos hoteles de renombre, incluyendo el Gran Hotel de Roma y numerosos Hoteles Ritz por todo el mundo.

En las cocinas del Savoy, Escoffier creó muchos platos famosos. Por ejemplo, en 1893 inventó el melocotón Melba en honor de la soprano australiana Nellie Melba. También puso nombre a los Tournedos Rossini en honor del compositor italiano Gioacchino Rossini (aunque algunos rumores dicen que se lo copió a Antoine Carême).
Alrededor de 1920 Escoffier se convirtió en el primer cocinero que recibió la Legión de Honor y en 1928 se le nombró Oficial de la Legión. Murió a los 89 años, pocos días después que su mujer.En 1902 Escoffier publicó su primer libro de éxito, La Guía Culinaria, que contenía 5.000 recetas. Este libro tuvo una importancia capital en la cocina Francesa y se sigue utilizando hoy en día como libro de texto de cocina clásica, o como recetario. En 1904 y 1921 la compañía de cruceros "Hamburg-Amerika Lines" le encargó el diseño de las cocinas de sus barcos. En el segundo viaje el Kaiser Guillermo II felicitó a Escoffier diciéndole "Yo soy el emperador de Alemania, pero usted es el Emperador de los cocineros".
Gran parte de la técnica de Escoffier se basaba en la de Antoine Carême, el fundador de la haute cuisine (alta cocina) francesa, pero el gran logro de Escoffier consistió en simplificar y modernizar el estilo elaborado y decorado de Carême. Junto con las recetas innovó, otra de las contribuciones de Escoffier fue elevar la categoría social y el respeto a la profesión de cocinero, introduciendo disciplina y sobriedad donde antes había rudeza y embriaguez. Organizó sus cocinas con el sistema de brigadas, con cada sección dirigida por un jefe de partida. También cambió la práctica del "servicio a la francesa" (todos los platos a la vez) por el "servicio a la rusa" (servir los platos en el orden en que aparecen en la carta).



                                                                   

Alexandre Étienne Choron


Alexandre Étienne Choron (1837CaenCalvados – 1924) fue un chef francés. Como jefe de cocina fue famoso por haber pertenecido al staff del restaurante Voisin en la rue Saint Honoré de París. Choron es conocido por haber sido el inventor de la salsa Choron: una especie de salsa béarnaise enriquecida con concentrado de tomate antes de ser reducido.1 Chorón es recordado por los platos que sirvió durante el Asedio de París por el Imperio Prusiano que comenzó el 19 de septiembre de 1870. Parece ser que durante el asedio los habitantes tuvieron que comer perrosgatos y ratas.2 Choron ofreció en su menú las partes más nobles de estos animales.









Alexis Soyer.


Alexis Benoît Soyer (Meaux, 4 de febrero de 1809- Londres, 5 de agosto de 1858, fue un cocinero, escritor de varios libros sobre este tema e inventor de equipos de cocina.
Inicialmente ingresó en el seminario, pero fue expulsado cuando tenía 11 años por haber llamado a rebato indebidamente y entró después como aprendiz con su hermano que era cocinero en el restaurante Grignon. Con 17 años comenzó a trabajar en elBoulevard des Italiens, restaurante donde llegaría a ser jefe de cocina. A la edad de 21 años, se convirtió en el segundo cocinero del príncipe de Polignac en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Durante la Revolución de 1830 abandonó Francia y se trasladó a Londres donde se integró, al año siguiente, en la casa del duque de Cambridge. Trabajó posteriormente para numerosos aristócratas británicos como el duque de Sutherland, el marqués de Waterford, William Lloyd of Aston Hall y el marqués de Ailsa en Isleworth. En 1837 asumió el cargo de jefe de cocina en el Reform Club de Londres donde renovó las cocinas, aprovechando la ocasión para introducir numerosas innovaciones como un asador rotatorio movido a vapor, refrigeradores enfriados con agua helada circulante y hornos de temperatura regulable. Alcanzaron tal renombre las cocinas del Reform Club que se organizaban visitas guiadas por el propio Soyer vestido con su célebre uniforme: gorro de terciopelo rojo y ropas cortadas al bies. El 28 de junio de 1838 preparó un desayuno para 2.000 personas con motivo de la coronación de la reina Victoria.
Convertido en el cocinero más célebre de Londres, se consagró, tras la muerte de su mujer durante el parto, la pintora Emma Jones, en 1842, a las obras de caridad. Durante la gran hambruna irlandesa causada por la pérdida de las cosechas de patatas se trasladó en 1847 a Dublín para abrir una cocina que vendiese sopa y carne a precio reducido. Creó también en esta ocasión, un modelo de comedor popular y escribió el libro Soyer's Charitable Cookery (Cocina caritativa de Soyer)cuyos beneficios donó a diferentes organizaciones de caridad.
En 1849 presentó su «hornillo mágico» que facilitaba a la gente cocer sus alimentos sobre la mesa, una cafetera «mágica» y una máquina para cocer huevos. En mayo de 1850 dejó el Reform Club para abrir un restaurante francés en Kensignton durante la Gran Exposición; la iniciativa resultó un fracaso. En este local se sirvieron por primera vez «coktails» en Londres.

Durante la guerra de Crimea de 1855 se unió a las tropas, pagando sus propios gastos, como consejero en cocina militar. Reorganizó, junto a Florence Nightingale, el aprovisionamiento de los hospitales militares y comenzó a cocinar para la 4ª división de infantería, inventando sus propia cocina de campaña1 y recomendando las galletas elaboradas con legumbres para prevenir el escorbuto. A su regreso a Londres, dio conferencias a las autoridades militares en marzo de 1858 sobre cocina militar. Las medidas adoptadas a partir de sus recomendaciones estuvieron vigentes en el ejército británico hasta 1935. También construyó una cocina modelo en los cuarteles de Wellington en Londres.Alexis Soyer escribió numerosas obras de cocina en 4 meses, destinado a las personas que no podían permitirse utensilios de cocina refinados o grandes cnatidades de ingredientes elaborados; algunas de sus recetas, como el Irish stew (estofado irlandés) están reconocidas internacionalmente y siguen elaborándose.
Murió mientras intentaba ayudar a Florence Nightingale a reformar la alimentación del ejército británico.
Es el creador de la sauce à la Reform y de las côtolettes de mouton à la Reform. También comercializó la sauce Soyer, elnectar Soyer, el Ozmazone y el Soyer's relish.





Louis de Béchameil.

Louis de Béchameil marques de Nointel (1630 – 1703), fue un financiero francés. Recaudador de impuestos muy rico, superintendente de la casa de duque de Orleans, intendente de Bretaña, este gastrónomo aficionado, recibo la responabilidad de regentar el hotel de Luis XIV.
La salsa béchamel que lleva hoy en día su nombre fue, en realidad, el resultado del perfeccionamiento de una salsa más antigua a base de crema, por François Pierre de la Varenne (1615 - 1678), cocinero del marqués de Uxelles, a la que se la dedicó, como lo hacían a menudo los cocineros para la nobleza del tiempo, lo que desencadenó una observación sarcástica al viejo duque de Escars:
"¡Es afortunado, este pequeño Béchameil!. ¡Había hecho servir las más deliciosas aves a la crema durante más de veinte años antes de que él viniera al mundo y, sin embargo, nunca he tenido la felicidad de poder dar mi nombre ni a la más modesta de las salsas!."1



Juan Bautista Blancard 

Fué un cocinero francés afincado en Madrid de finales del siglo XVIII y que tuvo su área de influencia en la Corte de Fernando VI. Su actuación culinaria estuvo vinculada a su compañero francés Mateo Hervé. Ambos en el año 1796 poseían como cargos ser ayudas de la Real Cocina de Boca de la Reina con honores de Jefes de las Reales Viandas.1 La contratación de estos dos cocineros durante la época de Felipe V supuso una ruptura de estilo, la etapa anterior estaba marcada por los Austrias, se impuso la cocina francesa, derivada del origen francés de la dinastía y por lo tanto la presencia de cocineros franceses en la Corte y el prestigio de la gastronomía francesa, el gran modelo para toda la Europa de la época.

Blancard se compromete el 6 de marzo de 1754 a servir la mesa del Gentilhombre de Cámara por 120 reales de vellón al día.2 Se desconoce gran parte de la vida de este cocinero y si acabó desarrollando su profesión en España.







Bartolomeo Scappi

Bartolomeo Scappi (Dumenza, ~ 1500 – 13 de abril de 1577) fFue el famoso cocinero del renacimiento del Papa Pío V.
Los años de su nacimiento y muerte son desconocidos. El primer hecho sabido en su vida es en abril de 1536, cuando organizó un banquete cuando estaba al servicio de cardenal Lorenzo Campeggio. Sirvió a varios otros cardenales más tarde pasando luego al servicio del Papa Pío IV, incorporándose al equipo de cocina del Vaticano. Continuó trabajando como cocinero para el papa Pío V.
Adquirió fama en 1570 con la publicación de su libro Opera dell'arte del cucinare, en el que detalla más de mil recetas de la cocina renacentista y descripciones de varias técnicas e instrumentos. Reimpresiones de la obra fueron continuamente publicadas entre 1570 y 1643.
Scappi revolucionó la cocina de su tiempo con sus nuevos métodos y el uso de ingredientes traídos de América.



Francisco Martínez Motiño


También transcrito como Montiño, fue un cocinero y escritor español del Siglo de Oro. Según Nicolás Antonio,1 fue jefe de las cocinas de Felipe II, y mantuvo el cargo hasta el reinado de Felipe IV, presentando aún en 1620 un memorial ante el rey en el que señalaba que llevaba sirviendo a la Casa Real 34 años, aunque de su biografía se conocen pocos detalles. Fue autor de Arte de Cozina, Pasteleria, Vizcocheria y Conserveria, (Madrid: Luis Sánchez, 1611), que es uno de los compendios más notables sobre gastronomía escritos en lengua española, habiendo sido reimpreso varias veces en los siglos XVII y XVIII.

Se recogen unas quinientas recetas, e información sobre preparación de banquetes, conservas y dulces, comida para enfermos, modos de cocción, usos higiénicos en la cocina, etcétera. Forma parte del Catálogo de Autoridades de la Real Academia Española.2 En 1857, el escritor Manuel Fernández y González tomó el personaje histórico de Martínez Motiño como protagonista de su novela histórica El Cocinero de Su Majestad: memorias del tiempo de Felipe III.3





Cristoforo da Messisbugo





Nacido a fines del siglo XV, y fallecido en 1548 en Ferrara, fue intendente de la Casa de Este y cocinero y escritor renacentista italiano. Fue maestro de ceremonias de Alfonso I de Este y de Hércules II de Este; ordenó y dispuso fastuosos banquetes en la corte. Fue nombrado Conde palatino por Carlos V en 1533. Un año después de su fallecimiento se publicó su obra Banchetti, composizioni di vivande e apparecchio generale, de notable interés para los estudiosos de la historia de la gastronomía, ya que en ella no solo enumera la logística precisa para la organización de grandes banquetes y comidas de magnates y reyes, con indicación sobre utensilios, vajilla, etcétera, sino que añade una espléndida muestra de platos de diferentes lugares de Italia, e incluso otros lugares de Europa. Indica asimismo gran cantidad de patés de su creación.1
El lugar de su sepultura es en la iglesia del monasterio de San Antonio de Polesine.
Considerado el mejor trinchador del Renacimiento (famoso también por una receta que combina el queso parmigiano con uvas y peras).







Guillaume Tirel

 La historia de la cocina francesa comienza a finales de la Edad Media con un personaje que aparece como el primer “gran chef”: Guillaume Tirel, llamado Taillevent.
Hasta entonces, la cocina se transmite de maestro-obrero a aprendiz según una tradición oral. Taillavent será uno de los primeros en codificar su cocina en libros, en una época en la que todavía no se había descubierto la imprenta. Así, gracias a su trabajo, disponemos actualmente de las recetas que se consumían en la mesa de Carlos VI, hacia el final dsel siglo XIV.

(Pont-Audemer (Eure1310 - 1395) alias Taillevent, fue un cocinero francés. Es conocido como el autor del libro de cocina de la cocina medieval denominado Viandier.

Taillevent consituye una etapa muy importante en la historia de la cocina francesa. Su verdadero nombre era Guillaume Tirel. Taillavent nació hacia 1310 en Pont-Audemer en Normandía y murió hacia 1395. fue enterrado en el cementerio de Hennemont, en Yvelines.
Taillavent realizó toda su carrera culinaria y quizás militar, al servicio de la Corte de Francia.

.1396-1346: es pinche de cocina (aprendiz), luego queux (cocinero) para Jehanne de Evreux.
.1346-1350: cocinero de Felipe VI de Valois. 
.1368-1371: maestro cocinero y Maestro de Guarnición de Carlos VI.
Este último cargo demuestra el nivel que había adquirido Tirel. Sus responsabilidades sobrepasaban ampliamente las obligaciones de un jefe de cocina y cubrían la Bodega, la Panetería y la Frutería. Sobre todo, tenía a su cargo el cuidado de la orfebrería, verdadero tesoro que sólo se exponía en los festines. Vigilaba la fabricación del pan y la manipulación del vino para evitar la inclusión de veneno, práctica corriente en aquella época.
Taillevent debe su fama sobre todo a la obra Le Viandier de la que sería el autor (discutido). Ese primer libro manuscrito en francés nos informa de la renovación de la cocina, especialmente de la importancia que se daba a las salsas y a las especias. Hay que recordar que en esa obra ya se encuentran palabras que se utilizan actualmente: habiller, apareiller (1).
Numerosas indicaciones nos permiten suponer que Taillevent era alquimista. Así, en su libro se encuentran numerosas faltas de ortografía y frases incomprensibles que parecen haberse perpetuado de reedición en reedición.
No olvidemos que los textos alquimistas a menudo estaban escritos de esta manera. Por otra parte, el escudo de armas grabado sobre su lápida, está representado por tres calderos, tres rosas arriba y tres rosas abajo, símbolos claramente alquimistas.

Murió en el año 1395 y su tumba es visible en el museo de Saint-Germain-en-LayeFrançois Villon immortalizó a este gran cocinero francés con dos frases: "Si allé veoir en Taillevent Au chapitre de fricassure". Taillevent es también el nombre de un restuarante prestigioso parisiense.

No hay comentarios:

Publicar un comentario