lunes, 8 de julio de 2013

Recibir en casa II

UNA CENA PARA LOS AMIGOS:


Se dice que el arte de un buen anfitrión se manifiesta en el grado de placer y satisfacción que es capaz de proporcionar a sus invitados.
y es en un almuerzo o en una cena en su propia casa, sea o no de compromiso, donde tendrá ocasión de desplegar sus cualidades.

Aunque lo más importante de una cena en casa con los amigos es la conversación y el buen rato que se espera pasar, es fundamental disponer el menú y preparar el marco en el que se va a servir.

  • AL ELEGIR EL MENÚ.
Un buen menú tiene que ser equilibrado; por ejemplo, no se pueden elegir dos platos fuertes y un postre contundente, y un plato sazonado debe ser compensado con un entrante fresco y ligero. 
La comida tiene que quedar perfecta. hay que ir sobre seguro y no experimentar con recetas nuevas, ni programar algo imposible de controlar.
Tan adecuado será un menú de dos platos como uno de tres; más, sería una locura.
El control del tiempo es importante: no es de recibo sacar a la mesa un asado crudo, si se tiene que empezar con más horas de las que se tenía previsto para preparar el menú, no se desmoralice, sus invitados lo agradecerán.
Así, es aconsejable que parte del menú se pueda preparar por la mañana, o el día anterior.
No es posible pasar la mitad del tiempo en la cocina y atender bien a los invitados.


  • CUESTIÓN DE CORTESÍA.
Una buena anfitriona debe preocuparse de si alguno de sus invitados sigue algún tipo de régimen por razones de salud, o tiene prevenciones religiosas hacia algún tipo de alimento. Si se da el caso, programará algo especial para él/ella, a fin de que no se sienta al margen de la fiesta. seguro que lo agradecerá.
también convendría averiguar si alguno de los invitados detesta algún alimento en particular. Si eso no es posible, huir por sistema de platos conflictivos, como los callos, la coliflor o el hígado encebollado por poner unos ejemplos.





  • LA MESA.
Una mesa se puede poner con un gran mantel o con mantelitos individuales; en ambos casos, hay que poner debajo un muletón para evitar el ruido de la vajilla al servir los platos.
Las servilletas se colocarán encima del plato o a su izquierda. Y no hay que buscarse complicaciones a la hora de doblarlas. ¡Lo que importa es que estén bien planchadas!
Platos y cubiertos dependerán del menú elegido;
(En la fotografía os indico como es la colocación de las piezas principales, así de las copas para los distintos vinos).
Es preceptivo poner copas de cristal transparente tanto para el vino blanco como para el tinto. Apreciar su color es tan importante como disfrutar de su aroma y de su sabor.
Los adornos de la mesa no se deben de privar a los comensales de verse unos a otros; hay que huir por tanto de: candelabros ostentosos y ramos impresionantes.
Es importante cuidar la armonía del color entre los elementos que componen el servicio de mesa. Y, por favor, no mezclar estilos ¿que papel haría un mantel de dibujos abstractos con una vajilla Carlos III?




DISCRECIÓN, DIVINA PALABRA.
Es una imprudencia hacer comentarios del tipo:
"Yo hubiera puesto un mantel verde para esta vajilla"
Por que puede molestar a la anfitriona; si algo no nos gusta, lo correcto es no mencionarlo siquiera. 
Si se debe, en cambio, elogiar la cena, y hacerlo tanto si nos ha gustado como si no; esa es la norma de la buena educación.



Lo que NO hay que hacer.

1º) Un invitado jamás debe llegar demasiado pronto ni demasiado tarde. En el primer caso, puede pillar sin arreglar a los anfitriones; en el segundo, puede hacer que la cena se enfríe y molestará a todo el mundo.
Los rezagados merecen quedarse sin comer, excepto si pueden justificarse convenientemente.

2º) No es nada correcto llevar una botella de vino a una comida o a una cena, pues los anfitriones se sentirían obligados a abrirla (aunque no tienen por qué), y tal vez no se acomode a ninguno de los platos previstos en el menú.
También queda fatal llevar algo de comer; parecería dar a entender que se desconfía hacia las capacidades de los anfitriones.


Lo que SI que hay que hacer.

1º) Si por algún motivo no se puede asistir a la cena, hay que avisar con antelación suficiente para que los anfitriones tengan tiempo de llamar a otra persona, queda de muy mala educación llamar a última hora.

2º) Es de muy buena educación obsequiar a la anfitriona la primera vez que se acude a su casa; lo mejor es mandar un ramo de flores, todo lo más tarde, al día siguiente.
Tampoco está mal llevar unos bombones o trufas heladas.


  • LOS VINOS.
Aunque se haya gastado una fortuna en vinos de marca, está fuera de lugar colocar las botellas en la mesa; si se pude, en cambio, mostrar éstas a los comensales antes de servir el vino. El lugar de las botellas es el aparador o en su defecto una mesa auxiliar. Si hay vino que se sirven fríos, como los blancos o el cava, hay que disponer de una enfriadera con cubitos de hielo (y tener una buena cantidad de reserva).

  •   *  IMPORTANTE:         LA COLOCACIÓN DE LOS INVITADOS.
Toda mesa tiene presidencias (dos), que ocupan, en general los anfitriones.
La tradición manda que el invitado varón de más edad se siente a la derecha de la anfitriona, y su esposa a la derecha del anfitrión, el segundo a la izquierda de la anfitriona, y su esposa lo mismo respecto del anfitrión, y así sucesivamente
NUNCA hay que sentar a dos señoras y a dos caballeros juntos, como se puede ver, SIEMPRE se alternarán unos y otras, y es preceptivo separar en la mesa a los matrimonios (para evitar posibles disputas).
El orden a la hora de servir en la mesa se llevará a cabo de la misma forma que se ha colocado anteriormente, del de más edad al más joven.

  •  LAS PRESENTACIONES.
Al llegar los invitados, lo primero que hay que hacer, si es preciso, es proceder a las presentaciones.
los más jóvenes se presentan a los de más edad, los caballeros, a las damas y los solteros a los casados. Nada de fórmulas tipo:  "aquí María, aquí Paco"; hay que ofrecer una información coherente (¿Conoces a mi hermana María? Te presento a Paco, un compañero del trabajo). Y NUCA, repito, NUNCA presentar a la propia mujer como:   "mi señora" y/o "mi parienta". ( al contrario, se dirá:  Te presento a Ana, mi mujer ó, Quiero que conozcas a Fernando, es mi marido).

  • LOS APERITIVOS.
Se sirven, más o menos media hora antes de la cena. Son perfectos para que los invitados entren en calor y proporcionan a los anfitriones un tiempo adicional para los últimos detalles. Como su nombre indica, su función es abrir el apetito, pero no saciarlo; conviene, por tanto, elegirlos ligeros y siempre en relación con el menú que vendrá a continuación.



  • SENTARSE A LA MESA.
En los tiempos de una comida, la anfitriona es la que marca la pauta. Ella es quien avisa a los invitados de que la cena está servida, poniendo fin así al aperitivo, y los conduce a sus respectivos asientos. En una sin protocolo, no hace falta marcar dichos asientos con tarjetas; además de esta forma queda mucho más personal.
La anfitriona será la primera en sentarse, indicando así a los demás que pueden hacerlo.

  •  SERVIR LA MESA.
Los platos se sirven en orden. Primero , la sopa o el entrante, luego, el pescado, y por último, las carnes y los postres. Si hay servicio, la cosa es fácil: lo correcto es que los platos o las fuentes se presenten por la izquierda del comensal y se retiren por la derecha. Los vinos también se sirven por la derecha.
Pero si el servicio lo llevan los anfitriones, el asunto se complica.
Lo más aceptado es que la anfitriona coloque la fuente, con los cubiertos de servir en ella, a la izquierda de la dama sentada a la derecha del anfitrión; ésta, después de servirse, la hará circular en sentido contrario de las agujas del reloj, para que a cada invitado le llegue por la izquierda. 
Las sopas y caldos estarán en la mesa cuando se sienten los invitados.
Nadie debe empezar a comer hasta que no lo haga la anfitriona.
Para el postre, lo mejor es que la anfitriona coloque todos los platos junto a si y lo vaya sirviendo ordenadamente a los invitados.
Servir los vinos es competencia exclusiva del anfitrión.

  •  EL COMPORTAMIENTO EN LA MESA.
La postura correcta es mantener la espalda erguida y apoyar en la mesa sólo los antebrazos, aunque se permite "subir" los codos entre plato y plato. Los alimentos se llevan a la boca, no la boca a los alimentos, y sólo excepcionalmente se cogen con las manos.
Hay que procurar no servirse en exceso; dejar sobras sería una ofensa para la anfitriona. Si un invitado se encuentra con un alimento que le disgusta, debe tomar poca cantidad, pero es de muy mal gusto rechazarlo de plano.
un invitado nunca debe de servir a los demás, a no ser que se lo pidan expresamente o sea un niño pequeño. Ni acercar la copa a la botella de vino, a riesgo de provocar una catástrofe por falta de sincronización.


DECÁLOGO DE LOS ERRORES.
- La comida no se sopla, aunque esté, literalmente, quemando.
- La sopa se come en silencio, (y el resto también).
- Hay que masticar con la boca cerrada; los espectáculos, después de la cena.
- Prohibido hacer "glú-glú" al tragar cualquier líquido.
- Es de mal gusto mirar con voracidad el plato ajeno.
- Hay que saber distinguir una servilleta de un babero antes de atreverse a salir de casa.
- Los palillos o mondadientes, para las aceitunas. Si hay problemas con el clásico trocito de carne en los dientes, hay que disculparse y retirarlo en el cuarto de baño (ahí si que se acepta el palillo).
- Por muy prolijo que uno sea, es imperdonable limpiar los cubiertos con la propia servilleta antes de usarlos.
- La carne se corta en trocitos solamente para los bebés y niños pequeños.
- Nadie está más ridículos que cuando saborea un vino con cara de entender. En este tema, meter la pata es de lo más fácil.



LAS CONVERSACIONES.
En la mesa y a no ser que los invitados sean de absoluta confianza, hay una serie de temas que son tabú. Veamos unos ejemplos: 
No se debe hablar de enfermedades y operaciones quirúrgicas.
No se debe hablar de temas pornográficos o escatológicos.
No se debe de hablar de funerales.
Es incorrectísimo hablar del dinero; fuera de alguna anécdota; también lo es hablar del trabajo: Asimismo, hay que evitar alusiones directas a personas, pues podrían ser parientes o amigos de los anfitriones o de los invitados.
Es preceptivo evitar el chismorreo malsano. Y es de muy mala educación que dos o tres invitados monopolicen la conversación con un tema en que los demás no tienen acceso.
¿De qué, entonces, se puede hablar en la mesa? Cuando la gente es tolerante y educada, de cualquier tema interesante.
No hay nada peor que una conversación vacía de contenidos para hacer de una velada de algo perfecamente olvidable.


  • LA AYUDAS.
Es mejor que los invitados no ayuden a retirar los platos sucios; no hay nada peor que una mesa medio vacía, con la mayor parte de los invitados circulando de aquí para allá.
La anfitriona tendrá buen cuidado de disponer un carro auxiliar cerca de sí; en la bandeja superior se colocarán los servicios limpios y en la inferior, los usados, luego discretamente, los llevará a la cocina.
Los buenos anfitriones nunca se ponen a limpiar la vajilla mientras los invitados están en su casa; se sientan con ellos y disfrutan de la velada.


DE AYER Y DE HOY.
Los tiempos modernos han introducido algunas variaciones inevitables en los escenarios tradicionalmente descritos en los manuales de buenas maneras.
Un ejemplo de ello es que cada vez hay más divorciados en nuestros grupos de amigos, y hombres y mujeres sin pareja que, no obstante, reciben en solitario con mucho estilo. También hay muchas parejas que colaboran en perfecta igualdad en todas las etapas de la cena. Así pues, habrá mil ocasiones en las que el manual nos estorbará. Y ¿Qué hacer si la anfitriona entiende mucho más de vinos que el anfitrión? Pues celebrarlo. hay muchas maneras de hacer bien las cosas que hay que hacer.


  •  EL CAFÉ Y LOS LICORES.
Al terminar la cena, la anfitriona se levantará para pasar al salón ( si se tiene), donde se servirán el café y los licores. El primero es también competencia de la anfitriona, que colocará el servicio en una mesita, preguntará a cada comensal si quiere o no azúcar y le entregará la taza servida con la cucharilla en el platillo.
Es una buena cosa tener disponibles infusiones o tisanas, sobre todo en una cena, pues mucha gente se desvela si toma café por la noche.

Los licores quedarán a cargo del anfitrión. Es importante que haya variedad, secos y dulces y de distintas graduaciones, pues en este tema hay muchas diferencias de gustos. Las botellas se dispondrán en una mesa auxiliar, así como las copas adecuadas para cada tipo de licor.


EL TABACO.
 En la mesa no se debe fumar, entre otras cosas porque el tabaco no permite saborear los platos. La excepción es que los anfitriones lo permitan encendiendo sus propios cigarrillos.
A la hora del café, ya es otra cosa. Su hay invitados fumadores, es de cortesía ofrecerles cigarrillos o cigarros; si son de su marca preferida, mucho mejor. Los invitados, antes de fumar, pedirán permiso a los anfitriones y a los demás presentes, aunque sepan de antemano que se lo van a conceder.
Sobre todo, si se trata de encender un puro o un pipa; a mucha gente le molesta el aroma de este tipo de tabaco.


  •  LAS DESPEDIDAS.
Este momento siempre es problemático para un invitado, pues puede dar el pistoletazo de salida para los demás y acabar, sin quererlo, con la reunión. En una cena que comienza a las nueve y media, la hora más normal en nuestro país, es adecuado despedirse entre las doce y las doce y media de la noche, a no ser que los propios anfitriones los que den por terminada la reunión.
Naturalmente, los dueños de la casa acompañarán a los invitados a la puerta, y estos les agradecerán efusivamente su hospitalidad.

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