Apañados, os dejo un poema que he encontrado por internet a los huevos fritos, jajajajajaja si señor no hay plato mejor que se merezca un poema.
Un par de huevos fritos
Redondos, brillantes, vibrantes, fundentes,
de fina puntilla, dorada y crujiente,
y siempre, digo siempre, siempre muy calientes.
Finísimo velo recubre la yema,
haciéndole guiños al buen comensal,
y la clara densa, cuajada y muy blanca,
rodea, amorosa, todo su caudal.
Mas si tú introduces el pan en su vientre,
éste estalla, libre, y te hace gozar
de todo su aroma, de toda su esencia,
e invade en segundos todo el paladar.
Tú sigues mojando el pan en la yema,
hasta que la apuras y no queda más,
y dejas la clara, vacía y desnuda,
luego te la comes y… vuelta a empezar.
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